Buenas tardes a todos los que se han acercado a este momento de recuerdo, de evocación, de homenaje al amigo, al compañero, al luchador Universindo Rodríguez que yo llamaré Yano, como lo conoce todo el mundo.
Voy a leer. La palabra escrita queda y a esta altura es una necesidad del oficio que cultivo. Sabrán disculparme si las palabras que diga están completamente liberadas del arte de la improvisación, pero me pareció que era mejor así, prepararlas y escribirlas. Pero, además, la palabra escrita se inventó para no olvidarnos. Es parte de la construcción de la memoria
Muchacho oriundo de Artigas, Yano llegó a Montevideo con la intención de estudiar Medicina, anhelo que se vio interrumpido en 1973.
Compartimos momentos de lucha y resistencia, de construcción y sueños en Buenos Aires, en Suecia y, por supuesto acá en Uruguay ni bien pudimos retornar al país, objetivo que estuvo presente desde el primer momento que dejamos esta tierra.
Yo no voy a hablar de los hechos más conocidos del secuestro de Yano y de Lilián y los dos niños en Porto Alegre en 1978 ni la cárcel que le tocó vivir. Quiero hablar de otras facetas del querido compañero.
Muchas cosas se podrían decir del Yano, pero yo quisiera esbozar brevemente cómo creo que entendió Yano la Cultura y el aporte y su compromiso que tuvo en esa dirección.
Yano entendía que, en este largo, arduo y difícil proceso de edificar una sociedad nueva, mejor y despojada de toda injusticia, esos cambios deben ser culturales en la esencia misma de cada ser humano. De lo contrario, sencillamente no serán cambios. Podrá haber mejoras materiales, pero su duración se expondrá a los empujes de la reacción de los poderosos, que a veces logran que los explotados se quieran parecer a los explotadores y así los anhelados cambios sucumben y los pueblos retrocedemos décadas.
Creo que Yano comprendió tempranamente que la Cultura son esas estrategias que nos damos los pueblos para resistir la ignorancia, el sometimiento, la dominación y las injusticias. La Cultura también es la construcción de un relacionamiento con nuestros semejantes desde el respeto, la búsqueda de la comprensión y el espíritu siempre colectivo. La Cultura también es, finalmente, el encuentro con nosotros mismos, con nuestras posibilidades, nuestras capacidades y talentos para volcarlos al servicio de la comunidad que es, pienso, la mejor manera de volcarlos a nosotros mismos. Nadie está exonerado de transitar esos cambios culturales. Los que soñamos ese mundo nuevo y mejor, tenemos que procesar esos cambios, combatiendo todas las deformaciones de las que hemos sido objeto y militar todos los días para tratar de avanzar hacia la construcción de seres humanos nuevos y mejores.
Pienso que fue por ese compromiso hondo consigo mismo y sus aspiraciones, que Yano estudió en la Facultad de Humanidades y comenzó a investigar sobre los sectores populares.
Sus primeros libros son precisamente los dos tomos de Los sectores populares en el Uruguay del 900. Se integró al Departamento de Investigaciones de la Biblioteca Nacional y nació un conjunto de investigaciones más, que construyó con compañeras y compañeros como Silvia Visconti, Jorge Chagas, Rodolfo Porrini, Ivone Trías e Isabel Wschebor, todos destacados investigadores que han aportado importantes materiales a la memoria de los trabajadores y del pueblo.
No menos importante fue trabajar con José Pedro Charlo en varios documentales referidos a la misma temática en procura del mayor alcance posible como lo da el mundo audiovisual.
Biografías como las de Gerardo Gatti y Juan Carlos Mechoso abordaron también las ideas anarquistas volcadas a un proyecto revolucionario, abierto a otras corrientes, que incidieron de manera cardinal en sectores importantes de nuestra izquierda y del movimiento sindical uruguayo.
Me resultaba muy frecuente verlo por el PIT-CNT volcado a trabajar en la llamada Comisión de Fundadores de la Central. Si bien Yano es parte de una generación un poco posterior a la de aquellos procesos fundacionales, él fue recibido con mucha alegría por los veteranos porque también en esa Comisión se concentra la memoria viva de décadas de lucha, de debates de ideas, de construcción de unidad, de experiencias, que resultaban un material valiosísimo para los propósitos investigativos de Yano. Nosotros, desde el Departamento de Cultura del PIT-CNT coincidimos muchas veces con la Comisión de fundadores porque confluían propósitos similares para los homenajes, las semblanzas, la edición de libros, las funciones de teatro, de música y campañas que nos veían andando por los mismos caminos. Hoy seguimos por esos rumbos.
Yano se fue un día de septiembre de 2012, pero regresa de la mano de nuestra memoria y sus trabajos. No es un homenaje. No lo siento así. Nunca pensé que podían ser interesantes los homenajes luego de la muerte. Hoy, este evento lo siento como una evocación, una actualización de su vida y de sus trabajos, es una información impostergable para los jóvenes. Es anunciar que el Yano realizó una contribución valiosa a la construcción de la Cultura de nuestro pueblo y en particular de los trabajadores organizados.
No me pongo a calificar si luchó un día o un año o muchos años o toda la vida, porque es la suma de todos esos tiempos lo que se vuelve imprescindibles, es la suma de todas esas luchas lo que es imprescindible. Yano, creo que se afilió a esta idea desde su respeto por el trabajo de todos y el inmenso cariño que expresaba a los demás, procurando sumar siempre con lo que cada uno pudiese dar. He aquí, también, un cambio cultural esencial: el que aporta 100 no vale más que el que aporta 10, porque ambos son imprescindibles para aportar 110. En el seno de la izquierda también tenemos que ser precisos y al mismo tiempo amplios en procura de construir una nueva Cultura, con nuevos valores, recogiendo lo mejor de nuestra historia a la luz del porvenir.
Permítanme terminar precisamente con un fragmento del poema EL PORVENIR DE MI PASADO de Mario Benedetti en este mes tan cercano a él y al Yano;
hay una cosa al menos que está clara
el breve porvenir de mi pasado
tiene poco que ver con mi presente /
este presente que en definitiva
es aún intocable y viene a ser
sólo el pasado de mi porvenir
En esa misma proyección sumo otro fragmento de un poema de Juan Gelman
me detendré/ quieto
en tu lluvia de sueño/
lejos en el pensar/
sin temor/ sin olvido/
Salú, Yano.
Gracias a ustedes por la paciencia de escucharme.
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